viernes, 12 de marzo de 2010

la mirada que jamás olvidé ♥

La noche era tranquila, me desafiaba a una búsqueda más intensa, el aroma de la sangre se hacía cada vez más fuerte, sin pensar que aquella sangre que me atraía tanto, iba a ser de la persona que más había amado en mi vida de mortal.

Así fue, se encontraba tirado en una plaza con una botella en su mano, casi inconsciente. Volé hacia él con el único fin "matar para saciar mi sed", con delicadeza tomé su cuello y en ese mismo instante abrió sus ojos congelando mi instinto. Era la mirada intacta que un día amé; algo extraño pasaba en mi, no pude matarlo, era yo victima de su mirar.

Pronunció mi nombre con esfuerzo, aún estaba medio inconsciente, no supe que hacer, sólo desaparecí, volando rápidamente hasta llegar a mi refugio.

Me senté un rato a recordar después de tal encuentro lo que había sucedido, no tenía corazón pero si una caja de memorias...

Cuando era pequeña siempre había soñado con un príncipe azul, eran sueños constantes de un niño que con el tiempo iba protegiendo mi corazón, no sabía quién era, hasta que apareció en mi vida. Su nombre era Matt, era un niño que con sólo fijar sus ojos en mi, hacia temblar todo mi cuerpo cambiando el ritmo de mi corazón.

Mientras el tiempo pasaba la amistad iba creciendo en el sentido más perfecto, llegando al punto donde los sentimientos se fueron entrelazando, un inocente te quiero se transformaba en un dulce te amo que llenaba mi alma tan inexplicablemente, ambos tan felices hasta que mi vida cambió.

Era una noche normal, me iba a encontrar con él, era una fecha especial, se cumplía un mes desde el primer te amo. Decidí llegar antes al encuentro, para preparar un te amo con pétalos de rosas.

Pasaron los minutos y la oscuridad era cada vez más intensa, comencé a sentir un frío que abrazaba hasta mi ultimo sentido, se acercaba con tanta rapidez y agilidad, el ser que le quitó la vida a mi corazón, intenté correr pero caí tan bruscamente, ver mi sangre correr por su boca, despidiéndome así de todo lo que me rodeaba, y de lo más importante, el amor.

Así me convertí en lo que soy hoy, un ser que necesita saciar su sed con la gota de sangre tibia de las personas, el ser que mata sin remordimiento alguno, pero que en su ultima caza, su sentido vampírico se vio bloqueado por la mirada que un día me enamoró.

Por primera vez en años, sentía mi corazón latir, y mi mirada se nublaba mientras una gota de sangre rodaba por ella, tan débil, tan incapaz de volver a recuperar lo perdido, pero, era inútil, mi condición era la negación a toda posibilidad de estar con él.

Pensé y pensé, en que debía hacer, mientras mi corazón perturbaba mi razón. Decidí viajar hasta encontrarlo y explicar cada detalle de aquella noche, sabía que corría el riesgo de caer en pedazos al sentir su odio contra mi, pero, la verdad era más fuerte.

Volé con dirección a él, a los segundos podía percibir su aroma con un toque extraño de dolor, mi corazón palpitaba cada vez más fuerte, no era la sensación de odio que esperaba, era la sensación que dejaba en mi una victima después de haberla asesinado.

Mi respiración comenzaba a acelerarse, lo inesperado estaba muy cerca, mi mirada se paralizo al ver al hombre que yo amaba muerto, sin una gota de sangre en su cuerpo, había sido víctima de otros vampiros que sólo buscaban calmar su sed.

En años no derramaba una lágrima, pero, mi corazón sangraba, mi alma decaía. Abrazada a su cuerpo sin vida, besando sus labios fríos como el viento que abrazaba mi sufrimiento, esperando el amanecer reposando sobre su pecho, sin pensar en la vida eterna, con el deseo más profundo de convertir en cenizas el ser que tanto me amarró al anochecer, deseaba morir junto a él, no quedaba nada por que vivir, y así, aferrada a él, me despedía del despertar eterno.










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